Ramón Morillas vuelve a batir el récord mundial de ganancia de altura en paramotor, despegando el viernes 6 de octubre desde la Playa de Motril en Granada, ascendiendo hasta los 6.102 metros, con un frío terrible, y aterrizando junto a su casa (Granada, España). Es el piloto que más alto y más lejos vuela en paramotor. Lo ha hecho con un motor de pequeña cilindrada (100cc), aunque esta vez utilizó "solamente" 30 Litros de gasolina.
Aunque la máxima altitud medida por el GPS son 6.102 m, el barógrafo marcó 5.917 m. Será competencia de la FAI decidir cuál de las dos marcas homologa. Si la FAI da el visto bueno a la primera, también habría batido el récord del mundo de velocidad en ganancia de altura.
El pasado miércoles día 11 aun tenía congelaciones en pies y manos. Ramón asegura que intenta batir los récords, no sólo por el hecho de conseguir un nuevo récord, sino porque disfruta haciéndolo.
En la web de papteam, uno de sus patrocinadores, puedes ver fotografías captadas por Ramón y su hermano Juan Morillas de cómo consiguió batir el récord.
Si deseas leer cómo transcurrió el reto contado por Ramón Morillas, pulsa aquí.
No utilicé oxígeno, el motor que usé es de baja cilindrada 100 cc., el parapente de última generación con planeo 10 a 1, sobrevolé todos los 3000 de la sierra, el vuelo duró 6 horas, la méteo era un poco dura pero gracias a eso pude conseguirlo.
Creo, que la mezcla de usar una vela con las mejores prestaciones del momento, un motor de dos tiempos de los más fiables que he tenido nunca, y la experiencia que he ido acumulando a lo largo de los años en este tipo de vuelos, ha sido decisivo para conseguir este reto.
Volé desde el mar a Sierra Nevada, pasando primero por las Alpujarras y luego rodeando desde el sur por el oeste, para llegar a las caras norte de Veleta, Mulhacén, Alcazaba. En 4 horas de vuelo conseguí superar los 5000 metros, y después gracias a los fuertes vientos del norte que formaban ascendencias de onda, pude remontar a 6102 metros.
Ya es nuevo récord mundial, el anterior es también mío de 5.414 metros en Tenerife. Se ha enviado a la FAI (Federación Aeronáutica Internacional) toda la documentación para su validación. Aunque la máxima altitud medida por el GPS (MLR) son 6.102 m, el barógrafo Braünninger IQ Competition (un poco antiguo) marcó 5.917 m, debido a que trabaja con la presión atmosférica.
Será competencia de la FAI decidir cuál de las dos marcas homologa. Si homologara la marca de 6102m, también, tendríamos el récord mundial de velocidad de ganancia de altura a los 6000m, que era mi intención.
Volar ese gran desnivel, y además salir desde el mar para sobrevolar finalmente los más altos picos de la península, es una experiencia que en pocos lugares se pueden realizar. En Granada, Sierra Nevada, me permite este tipo de retos deportivos.
Los primeros 1.500 m fui cogiendo tranquilamente altura sin forzar el motor mientras me acercaba a Sierra Nevada por su sotavento del sur. Y allí remonté en TÉRMICA turbulenta hasta los 3.500 m. A partir de aquí fui con EL MOTOR A TOPE TODO EL RATO.
Los momentos más duros del vuelo fueron al pasar desde la Alpacara hacia el Pico del Callaba, ya que el viento me venía desde la montaña, y era de Norte fuerte (+ 35 km./h). Me costó bastante trabajo llegar a las caras bien enfrentadas del Veleta, con una velocidad suelo entre 5 y 10 km./h. Varias veces estuve a punto de parar el vuelo, pues veía muy difícil pasar de los 4.000 m.
Al fin, después de casi 4 horas volando, pude empezar a volar en la ascendencia dinámica en la zona llamada "El Corral del Veleta" (Veleta- Mulhacén – Alcazaba). En esta zona conseguí superar los 4.500 m, y me dirigí un poco más al norte hacia el sotavento Pico de Jerez. Ahí empecé a ubicar las primeras ascendencias de onda y, aunque lentamente, se subía muy constante (0,5 m/seg.).
Lo más difícil en este tipo de vuelos es ubicar la ascendencia y no perderla. (pilotaba con una mano para calentar la otra en el bolsillo, y las intercambiaba). Conseguí llegar a los 5.000 m y, luego a los 5.500 m perdí en varias ocasiones la onda, y cada vez era más difícil encontrarla. Viento en cola, volaba a 95 km./h; a esa altitud, el frío te va calando y la falta de oxígeno va mermando tus facultades. La última vez conseguí remontar, el GPS marcó una máxima de 6.102 m, pero seguía viendo el barógrafo al que le faltaba 80 m para llegar a los 6.000 m.
No sé si perdí la ascendencia o si se acabó, pero llevaba más de una hora por encima de los 5.500 m, de la cual más de 45 minutos a más de 6.000 m. Por supuesto, las manos hacía mucho rato que no las sentía, y los pies tampoco. En este momento, decidí que tenía que bajar, y tuve la mejor sensación de todo el vuelo: un poquito más arriba de mí, que casi podía tocarlos, estaban los CIRROS. Estas nubes de las que tanto hemos hablado, estudiado y observado; y ahora, estaba con mi parapente al lado de ellas. ¡Impresionante!.
Acelerando a tope al barlovento, sólo quedaba por tomar algunas imágenes (estábamos realizando un programa para TVE "Al filo de lo Imposible"), y concentrarme para pasar el dolor cuando las manos vuelvan a sentir el calor de la sangre, que es lo peor de estos vuelos, pero prefiero pasarlo volando que en Tierra, pues así estoy ocupado pilotando.
Aterricé después de más de 6 horas de vuelo en la puerta de mi casa en "El Purche", donde me esperaban los mismos que me vieron despegar: mis hermanos Juan y Antonio Morillas, Pepe Villén, Raúl, y más gente del club Draco, preocupados tras haber perdido la comunicación por radio hacía 4 horas…
Gracias a "Red Bull" ,"PAP", "ADVANCE" y por supuesto al Equipo Draco por seguir apoyando este tipo de sueños.